Aedos y Rapsodas
Eran cantores sagrados que no se responsabilizaban de sus palabras porque funcionaban como intermediarios entre los dioses y el público. Los Aedos crean su poesía e inventan una música de acompañamiento con la Cítara o el Arpa. La relación entre el Aedo y su público era formal y distante sin dar pie a efusiones emotivas. Debían tener buena presencia y apostura, estudiaban en escuelas para Aedos. Ningún defecto físico podía afectarlos y solo la ceguera no era consideraba defecto físico (como en el caso de Homero), al contrario, ser ciego era señal de preferencia de los dioses que volvían más sensible el corazón y más lúcida su memoria interior y sabiduría (los adivinos griegos eran, en su mayoría, ciegos ya que metafóricamente indica que no perciben el mundo material pero si el espiritual).
Los rapsodas son posteriores a los aedos y no componían, repetían de memoria por esto tenían menor mérito que los otros. Debían tener buena memoria, hermosa y sonora voz, no tenían acompañamiento musical y solían modificar sus recitaciones a pedido del público.